En el pintoresco pueblo de Goffstown, en el estado de New Hampshire (EE.UU.), se celebra cada otoño uno de los eventos más peculiares y festivos de la región: la Goffstown Giant Pumpkin Regatta. Lo que comenzó como una tradición local se ha convertido en un atractivo turístico que reúne a familias, agricultores, curiosos y amantes de lo insólito.
El peso de la calabaza: el inicio del espectáculo
El evento arranca con una competición de peso de calabazas gigantes, cultivadas durante meses por agricultores y aficionados que intentan batir récords año tras año. Estas calabazas pueden alcanzar fácilmente varios cientos de kilos, y la emoción de la jornada aumenta a medida que se colocan una a una en la báscula especial preparada para la ocasión.
La competencia de peso no es solo un entretenimiento: determina cuáles calabazas serán aptas para las pruebas acuáticas que vienen después, ya que solo las más grandes y resistentes pueden convertirse en pequeñas embarcaciones improvisadas.
De hortaliza a embarcación: la transformación
Una vez concluidas las mediciones, comienza la fase más llamativa de la celebración: las calabazas gigantes se vacían y se transforman en verdaderas barcas. Los participantes, armados con remos y mucho sentido del humor, se suben dentro de estas peculiares embarcaciones para competir en una carrera inolvidable.
La Regatta en el río Piscataquog
El momento culminante del festival es la carrera por el río Piscataquog, un cauce tranquilo que atraviesa Goffstown y sirve como escenario perfecto para esta divertida tradición.
Los corredores, cada uno dentro de su calabaza hueca, se esfuerzan por mantener el equilibrio mientras reman hacia la meta. No es raro que alguna embarcación pierda estabilidad y se hunda entre risas y aplausos del público. La atmósfera es completamente festiva: disfraces, música, decoraciones otoñales y un ambiente comunitario que da vida al pequeño pueblo.
Una tradición que celebra la comunidad
La Goffstown Giant Pumpkin Regatta no es solo una competencia excéntrica; es una celebración del espíritu comunitario, de la creatividad y del encanto que caracteriza a tantos pueblos de Nueva Inglaterra. Representa el orgullo de Goffstown y su voluntad de mantener vivas las tradiciones locales de la temporada otoñal.
Con el paso de los años, la regatta se ha convertido en un símbolo de la región: un recordatorio de que, a veces, las tradiciones más simples —como cultivar una calabaza gigante— pueden derivar en los festivales más alegres y memorables.
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